lunes, 29 de octubre de 2012

GUIA CUARTO PERIODO ETHIKA UNDECIMO




  APARECE PEPITO GRILLO
                             
Sabes cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? Pues no ser imbéciles. La palabra «imbécil» es más sustanciosa de lo que parece, no te vayas a creer. Viene del latín báculos que significa «bastón»: el imbécil es el que necesita bastón para caminar. Tipos de imbéciles:
a) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque.
b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y estar sentado, masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez.
c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los quereres de sus vecinos o les lleva la contraria porque sí, todo lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa.
d) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se encuentra más entonado.
e) El que quiere con fuerza y ferocidad, En plan  bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo.
Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener consciencia. Pero la conciencia no es algo que le toque a uno en una tómbola ni que nos caiga del cielo. Por supuesto, hay que reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas mejor oído  ético que otras y un «buen gusto» moral espontáneo, pero este, «oído» y ese «buen gusto» pueden afirmarse y desarrollarse con la práctica. Lo contrario de ser imbécil es tener conciencia, que no es algo que tengan solo unos pocos, si no que se desarrolla si uno quiere. La conciencia consiste fundamentalmente en lo siguiente:
a) Saber que no todo da igual.
b) Darnos cuenta de que lo que hacemos verdaderamente nos conviene.
c) Saber que como un acto reflejo debemos rechazar lo que sabemos que no nos hace bien.
d) Que no escondamos los malos resultados de nuestros actos bajo los pretextos de que estábamos coaccionados por alguien o por algo.
Lo que consideramos que es malo es lo que no nos deja darnos la buena vida y para conseguirlo debemos ser egoístas y querer lo mejor para uno mismo.
Hay que saber lo que uno quiere y sentirse bien con sigo mismo. El remordimiento lo tenemos cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo mal, pero cuando nos damos cuenta nosotros, no si alguien nos dice que hemos obrado mal. Ese es el verdadero castigo. "Egoísmo" a quien solo piensa en si mismo y no se preocupa por los demás, hasta el punto de fastidiarles tranquilamente si con ello obtiene algún beneficio.
Como somos libres podemos equivocarnos y por eso tenemos remordimientos, porque nos damos cuenta de que hemos sido nosotros los que hemos hecho algo en contra de lo que verdaderamente queríamos hacer. "Remordimiento" no es más que el descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es decir, cuando la hemos utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres humanos. Contra el remordimiento lo que debemos hacer es ser responsables, y si no pensar antes lo que vamos a hacer y las consecuencias que nos puede traer, y lo que es más importante saber aceptar las consecuencias. Hay que saber también que las decisiones tomamos ahora van formando nuestro interior y nuestro futuro día a día.
 Conclusión: Estamos obligados a no ser imbéciles. Los imbéciles no viven la buena vida por estar siempre bostezando, indecisos. Suelen acabar bastante mal, es decir, en el transcurso de su vida no consiguen sino repudio y desatención por parte de la sociedad. Todos tenemos síntomas de imbecilidad y para acabar con esta mal muy común, debemos aceptar las conductas de la conciencia moral .Renunciar a buscar coartadas que disimulen que somos libres y por tanto razonablemente responsables.
TALLER
1.    ¿En qué categoría de “imbécil” te encuadrarías principalmente? ¿A qué llama Savater “oído ético”? ¿Para qué sirve?
2.    De los cuatro rasgos éticos, ¿cuál te parece el más importante y por qué? ¿Estás de acuerdo con el nuevo uso del término egoísta que da Savater? ¿Por qué?
3.    Quién es “enemigo de sí mismo”? ¿Cómo es posible que uno se lamente de obrar mal aún cuando sabe que no será castigado por ello? ¿Hay alguna condición para que esto suceda así?
4.    Comenta esta definición: “Libertad es que cada acto libre que hago limita mis posibilidades al elegir y realizar una de ellas”.



Quien es Pepito Grillo en tu vida?
Los psicólogos y psicólogas lo llamamos  el Súper Yo, es quien se encarga de decirnos (a nuestro Yo) qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, es por supuesto la voz de nuestra conciencia.
Cuando alguien se emborracha el l primero en caer es Pepito Grillo y estando Pepito Grillo atontado deja de aconsejarnos y por eso “se les  hace fácil” hacer cualquier cosa, no hay nadie que les  diga que lo que estamos a punto de hacer es peligroso o simplemente estúpido.
Pepito Grillo nos acompaña toda la vida y es una buena compañía, siempre y cuando no se vuelva muy severo. Un Pepito Grillo que se enoja por todo y no nos deja portarnos ni tantito mal no es buen compañero. Obviamente tampoco uno que nos deje hacer de todo sin regañarnos.
Pepito Grillo tiene su manera de castigarnos cuando nos portamos mal, la más común es la Culpa. Nos la avienta encima y es una carga pesada para nosotros (para el Yo). Pero también tiene otras maneras más sutiles y creativas de castigarnos, por ejemplo, nos puede sabotear.
Si Pepito Grillo cree que nos hemos portado mal puede provocar que no nos salgan bien las cosas, nos hará cometer una falta o error para que nuestros planes se estropeen y tengamos así nuestro castigo.
Cuando Pepito Grillo se porta muy consentidor, es decir, que no nos regaña por nada o cuando se porta muy severo, que nos regaña o castiga por todo, entonces hay que hablar  seriamente con él para que juzgue de una manera más “normal”.
Pepito Grillo busca siempre el bienestar de nosotros, así que si se le demuestra que ahora mismo no está siendo útil y se le da una alternativa real de comportamiento para traer bienestar nuevamente, Pepito Grillo cambiará.
Es importante llevarse bien con Pepito Grillo ya que es él quien maneja nuestra autoestima. Si nosotros somos “buenos” nos sentimos bien, valiosos, si somos “malos” nos sentimos mal, sin valor.
Por cierto, ¿de dónde sale este Pepito Grillo? No nacemos con él, Pepito Grillo es un regalo involuntario de nuestros padres, ellos nos lo dan y nosotros lo tomamos alrededor de los 5 años.
Cuando Pepito Grillo abandonó a Pinocho, éste fue secuestrado, cuando nos abandona a nosotros nos podemos volver literalmente locos.




















































































































































 















No hay comentarios:

Publicar un comentario