jueves, 28 de febrero de 2013

GUIA#2 ETICA PARA GRADO ONCE


 DATE LA BUENA VIDA
¿Qué pretendo decirte poniendo un «haz lo que quieras» como lema fundamental de esa ética hacia la que vamos tanteando? Pues sencillamente (aunque luego resultará que no es tan sencillo, me temo) que hay que dejarse de órdenes y costumbres de premios y castigos, en una palabra de cuanto quiere dirigirte desde fuera, y que tienes que plantearte todo este asunto desde ti mismo, desde el fuero interno de tu voluntad. No le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: Pregúntatelo a ti mismo. Si deseas saber en qué puedes emplear mejor tu libertad, no la pierdas poniéndote ya desde el principio al servicio de otro o de otros, por buenos, sabios y respetables que sean: interroga sobre el uso de tu libertad... a la libertad misma.
Claro, como eres chico listo puede que te estés dando ya cuenta de que aquí hay una cierta contradicción. Si te digo «haz lo que quieras»parece que te estoy dando de todas formas una orden, «haz eso y no lo otro», aunque sea la orden de que actúes libremente. ¡Vaya orden más complicada, cuando se la examina de cerca! Si la cumples, la desobedeces (porque no haces lo que eres, sino lo que quiero yo que te lo mando), si la desobedeces, la cumples (porque haces lo que tú quieres en lugar de lo que yo te mando... ¡Pero eso es precisamente lo que te estoy mandando!). Créeme, no pretendo meterte en un rompecabezas como los que aparecen en la sección de pasatiempos de los periódicos. Aunque procure decirte todo esto sonriendo para que no nos aburramos más de lo debido, el asunto es serio: no se trata de pasar el tiempo, sino de vivirlo bien. La aparente contradicción que encierra ese «haz lo que quieras»no es sino un reflejo del problema esencial de la libertad misma: a saber, que no somos libres de no ser libres, que no tenemos más remedio que serlo. ¿Y si me dices que ya está bien, que estás harto y que no quieres seguir siendo libre? ¿Y si decides entregarte como esclavo al mejor postor o jurar que obedecerás en todo y para siempre a tal o cual tirano? Pues lo harás porque quieres, en uso de tu libertad y aunque obedezcas a otro o te dejes llevar por la masa seguirás actuando tal como prefieres: no renunciarás a elegir, sino que habrás elegido no elegir por ti mismo. Por eso un filósofo francés de nuestro siglo, Jean-Paul Sartre, dijo que «estamos condenados a la libertad». Para esa condena no hay indulto que valga...
De modo que mi «haz lo que quieras» no es más que una forma de decirte que te tomes en serio el problema de tu libertad, lo de que nadie puede dispensarte de la responsabilidad creadora de escoger tu camino. No te preguntes con demasiado morbo si «merece la pena» todo este jaleo de la libertad, porque quieras o no eres libre, quieras o no tienes que querer. Aunque digas que no quieres saber nada de estos asuntos tan fastidiosos y que te deje en paz, también estarás queriendo... queriendo no saber nada, queriendo que te dejen en paz aun a costa de aborregarte un poco o un mucho. ¡Son las cosas del querer, amigo mío, como dice la copla! Pero no confundamos este «haz lo que quieras» con los caprichos de que hemos hablado antes. Una cosa es que hagas «lo que quieras» y otra bien distinta que hagas «lo primero que te venga en gana». No digo que en ciertas ocasiones no pueda bastar la pura y simple gana de algo: al elegir qué vas a comer en un restaurante, por ejemplo. Ya que afortunadamente tienes buen estómago y no te preocupa engordar, pues venga, pide lo que te dé la gana... Pero cuidado, que a veces con la «gana» no se gana sino que se pierde. Ejemplo al canto.
No sé si has leído mucho la Biblia. Está llena de cosas interesantes y no hace falta ser muy religioso —ya sabes que yo lo soy más bien poco— para apreciarlas. En el primero de sus libros, el Génesis, se cuenta la historia de Esaú y Jacob, hijos de Isaac. Eran hermanos gemelos, pero Esaú había salido primero del vientre de su madre, lo que le concedía el derecho de primogenitura: ser primogénito en aquellos tiempos no era cosa sin importancia, porque significaba estar destinado a heredar todas las posesiones y privilegios del padre. A Esaú le gustaba ir de caza y correr aventuras, mientras que Jacob prefería quedarse en casita, preparando de vez en cuando algunas delicias culinarias. Cierto día volvió Esaú del campo cansado y hambriento Jacob había preparado un suculento potaje de lentejas y a su hermano, nada más llegarle el olorcillo del guiso, se le hizo la boca agua. Le entraron muchas ganas de comerlo y pidió a Jacob que le invitara. El hermano cocinero le dijo que con mucho gusto pero no gratis sino a cambio del derecho de primogenitura. Esaú pensó: «Ahora lo que me apetecen son las lentejas. Lo de heredar a mi padre será dentro de mucho tiempo. ¡Quién sabe, a lo mejor me muero yo antes que él!» y accedió a cambiar sus futuros derechos de primogénito por las sabrosas lentejas del presente. ¡Debían oler estupendamente esas lentejas! Ni que decir tiene que más tarde, ya repleta la panza, se arrepintió del mal negocio que había hecho, lo que provocó bastantes problemas entre los hermanos (dicho sea con el respeto debido, siempre me ha dado la impresión de que Jacob era un pájaro de mucho cuidado). Pero si quieres saber cómo acaba la historia léete el Génesis. Para lo que aquí nos interesa ejemplificar basta con lo que te he contado.
Como te veo un poco sublevado, no me extrañaría que intentaras volver esta historia contra lo que te vengo diciendo: «¿No me recomendabas tú eso tan bonito de "haz lo que quieras"?, pues ahí tienes: Esaú quería potaje, se empeñó en conseguirlo y al final se quedó sin herencia. ¡Menudo éxito!» Si, claro, pero... ¿eran esas lentejas lo que Esaú quería de veras o simplemente lo que le apetecía en aquel momento? Después de todo, ser el primogénito era entonces una cosa muy rentable y en cambio las lentejas ya se sabe: si quieres la toma y si no las dejas... Es lógico pensar que lo que Esaú quería en el fondo era la primogenitura, un derecho destinado a mejorarle mucho la vida en un plazo más o menos próximo. Por supuesto, también le apetecía comer potaje, pero si se hubiese molestado en pensar un poco se habría dado cuenta de que este segundo deseo podía esperar un rato con tal de no estropear sus posibilidades de conseguir lo fundamental. A veces los hombres queremos cosas contradictorias que entran en conflicto unas con otras. Es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una cierta jerarquía entre lo que de pronto me apetece y lo que en el fondo, a la larga, quiero. Y si no, que se lo pregunten a Esaú...
En el cuento bíblico hay un detalle importante. Lo que determina a Esaú para que elija el potaje presente y renuncie a la herencia futura es la sombra de la muerte o, si prefieres, el desánimo producido por la brevedad de la vida. «Como sé que me voy a morir de todos modos y a lo mejor antes que mi padre..., ¿para qué molestarme en dar más vueltas a lo que me conviene? ¡Ahora quiero lentejas y mañana estaré muerto, de modo que vengan las lentejas y se acabó!» Parece como si a Esaú la certeza de la muerte le llevase a pensar que la vida ya no vale la pena, que todo da igual. Pero lo que hace que todo dé igual no es la vida, sino la muerte. Fíjate: por miedo a la muerte, Esaú decide vivir como si ya estuviese muerto y todo diese igual. La vida está hecha de tiempo, nuestro presente está lleno de recuerdos y esperanzas, pero Esaú vive como si para él ya no hubiese otra realidad que el aroma de lentejas que le llega ahorita mismo a la nariz, sin ayer ni mañana. Aún más: nuestra vida está hecha de relaciones con los demás —somos padres, hijos, hermanos, amigos o enemigos, herederos o heredados, etc— pero Esaú decide que las lentejas (que son una cosa, no una persona) cuentan más para él que esas vinculaciones con otros que le hacen ser quien es. Y ahora una pregunta: ¿cumple Esaú realmente lo que quiere o es que la muerte le tiene como hipnotizado, paralizando y estropeando su querer?
Dejemos a Esaú con sus caprichos culinarios y sus líos de familia. Volvamos a tu caso, que es el que aquí nos interesa. Si te digo que hagas lo que quieras, lo primero que parece oportuno hacer es que pienses con detenimiento y a fondo qué es lo que quieres. Sin duda te apetecen muchas cosas, a menudo contradictorias, como le pasa a todo el mundo: quieres tener una moto pero no quieres romperte la cabeza  por la carretera, quieres tener amigos pero sin perder tu independencia, quieres tener dinero pero no quieres avasallar al prójimo para conseguirlo, quieres saber cosas y por ello comprendes que hay que estudiar pero también quieres divertirte, quieres que yo no te dé la lata y te deje vivir a tu aire pero también que esté ahí para ayudarte cuando lo necesites, etc. En una palabra, si tuvieras que resumir todo esto y poner en palabras sinceramente tu deseo global de fondo, me dirías: «Mira, papi, lo que quiero es darme la buena vida.» ¡Bravo! ¡Premio para el caballero! Eso mismito es lo que yo quería aconsejarte: cuando te dije «haz lo que quieras» lo que en el fondo pretendía recomendarte es que te atrevieras a darte la buena vida. Y no hagas caso a los tristes ni a los beatos, con perdón: la ética no es más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor. Si merece la pena interesarse por la ética es porque nos gusta la buena vida. Sólo quien ha nacido para esclavo o quien tiene tanto miedo a la muerte que cree que todo da igual se dedica a las lentejas y vive de cualquier manera...
Quieres darte la buena vida: estupendo. Pero también quieres que esa buena vida no sea la buena vida de una coliflor o de un escarabajo, con todo mi respeto para ambas especies, sino una buena vida humana. Es lo que te corresponde, creo yo. Y estoy seguro de que a ello no renunciarías por nada del mundo. Ser humano, ya lo hemos indicado antes, consiste principalmente en tener relaciones con los otros seres humanos. Si pudieras tener muchísimo dinero, una casa mas suntuosa que un palacio de las mil y una noches, las mejores ropas, los más exquisitos alimentos (¡muchísimas lentejas!), los más sofisticados aparatos, etc., pero todo ello a costa de no volver a ver ni a ser visto por ningún ser humano jamás ¿estarías contento? ¿Cuánto tiempo podrías vivir así sin volverte loco? ¿No es la mayor de las locuras querer las cosas a costa de la relación con las personas? ¡Pero si precisamente la gracia de todas esas cosas estriba en que te permiten —o parecen permitirte— relacionarte más favorablemente con los demás! Por medio del dinero se espera poder deslumbrar o comprar a los otros; las ropas son para gustarles o para que nos envidien, y lo mismo la buena casa, los mejores vinos, etcétera. Y no digamos los aparatos: el vídeo y la tele son para verles mejor, el compact para oírles mejor y así sucesivamente. Muy pocas cosas conservan su gracia en la soledad; y si la soledad es completa y definitiva, todas las cosas se amargan irremediablemente. La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que ser vida pero no será ni buena ni humana. ¿Empiezas a ver por dónde voy?
Las cosas pueden ser bonitas y útiles, los animales (por lo menos algunos) resultan simpáticos, pero los hombres lo que queremos ser es humanos, no herramientas ni bichos. Y queremos también ser tratados como humanos, porque eso de la humanidad depende en buena medida de que los unos hacemos con los otros. Me explico: el melocotón nace melocotón, el leopardo viene ya al mundo como leopardo, pero el hombre no nace ya hombre del todo ni nunca llega a serlo si los demás no le ayudan. ¿Por qué? Porque el hombre no es solamente una realidad natural (como los melocotones o los leopardos), sino también una realidad cultural. No hay humanidad sin aprendizaje cultural y para empezar sin la base de toda cultura (y fundamento por tanto de nuestra humanidad): el lenguaje. El mundo en el que vivimos los humanos es un mundo lingüístico, una realidad de símbolos y leyes sin la cual no sólo seríamos incapaces de comunicarnos entre nosotros sino también de captar la significación de lo que nos rodea. Pero nadie puede aprender a hablar por sí solo (como podría aprender a comer por sí solo o a mear —con perdón— por sí solo), porque el lenguaje no es una función natural y biológica del hombre (aunque tenga su base en nuestra condición biológica, claro está), sino una creación cultural que heredamos y aprendemos de otros hombres.
Por eso hablar a alguien y escucharle es tratarle como a una persona, por lo menos empezar a darle un trato humano. Es sólo un primer paso, desde luego, porque la cultura dentro de la cual nos humanizamos unos a otros parte del lenguaje pero no es simplemente lenguaje. Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos humanizadores que tenemos unos para con otros. Todos queremos que se nos trate así y si no, protestamos. Por eso las chicas se quejan de que se las trate como mujeres «objeto», es decir simples adornos o herramientas; y por eso cuando insultamos a alguien le llamamos «¡animal!», como advirtiéndole que está rompiendo el trato debido entre hombres y que como siga así podemos pagarle con la misma moneda. Lo más importante de todo esto me parece lo siguiente: que la humanización (es decir, lo que nos convierte en humanos, en lo que queremos ser) es un proceso recíproco (como el propio lenguaje, si te das cuenta). Para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos; si para mí todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o una bestia tampoco. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas de dar la buena vida. Piénsalo un poco, por favor.
Más adelante seguiremos con esta cuestión. Ahora para concluir este capítulo de modo más relajado, te propongo que nos vayamos al cine. Podemos ver, si quieres, una hermosísima película dirigida e interpretada por Orson Welles: Ciudadano Kane. Te la recuerdo brevemente, Kane es un multimillonario que con pocos escrúpulos ha reunido en su palacio de Xanadú una enorme colección de todas las cosas hermosas y caras del mundo. Tiene de todo, sin duda, y a todos los que le rodean les utiliza para sus fines, como simples instrumentos de su ambición. Al final de su vida, pasea solo por los salones de su mansión, llenos de espejos que le devuelven mil veces su propia imagen de solitario: sólo su imagen le hace compañía. Al fin muere, murmurando una palabra: «¡Rosebud!» Un periodista intenta adivinar el significado de este último gemido, pero no lo logra. En realidad, «Rosebud» es el nombre escrito en un trineo con el que Kane jugaba cuando niño, en la época en que aún vivía rodeado de afecto y devolviendo afecto a quienes le rodeaban. Todas sus riquezas y todo el poder acumulado sobre los otros no habían podido comprarle nada mejor que aquel recuerdo infantil. Ese trineo, símbolo de dulces relaciones humanas, era en verdad lo que Kane quería, la buena vida que había sacrificado para conseguir millones de cosas que en realidad no le servían para nada. Y sin embargo la mayoría le envidiaba... Venga, vámonos al cine: mañana seguiremos.
TALLER
1.    Explica la historia de Esaú y Jacob.

2.    Según este capitulo qué es la ética?

3.    A veces parece como que todo nos da igual. Pero, dice Savater, “lo que hace que todo dé igual no es la vida, sino la muerte”: ¿qué quiere decir con ello?
4.       Eso de la humanidad depende en buena medida de lo que los unos hacemos con los otros. Me explico: el melocotón nace melocotón, el leopardo viene ya al mundo como leopardo, pero el hombre no nace ya hombre del todo ni nunca llega a serlo si los demás no le ayudan: ¿por qué?
5.    Hablar a alguien y escucharle es tratarle como a una persona, por lo menos empezar a darle un trato humano: ¿por qué? ¿Hay otras formas de demostrar que nos reconocemos como humanos?
6.    El lenguaje es una función natural o cultural. Explica
7.    Kane es un multimillonario que tiene de todo, sin embargo no es feliz (“no tuvo una buena vida”), ¿por qué?

viernes, 15 de febrero de 2013

GUIA DE RELIGIÓN PRIMER PERIODO GRADO DECIMO(10)



EL ORIGEN DE LA RELIGIÓN

Desde sus inicios el ser humano trató de darles respuesta a los distintos enigmas de su existencia a través de las distintas formas de religiones, de tal forma de poder entender lo que ocurría a su alrededor con la naturaleza, darle un sentido o propósito a su vida; y el para qué de su existencia.
Necesitaba entender el origen del bien y el mal, la causa del dolor y el camino que los podía conllevar a la felicidad. Es así como el ser humano comenzó a crear(o a descubrir, para los creyentes) las diversas divinidades, que le brindan un orden a su mundo, y que lo protegen de todos los pesares a los que se encontraba expuesto.
 Estas primeras formas religiosas fueron evolucionando para dar paso a las grandes tradiciones de religión actuales. Las primeras religiones fueron politeístas, es decir, se creía y se veneraba a distintos dioses, según a las tribus o civilizaciones a las que perteneciera; esto al contrario de las religiones que son monoteístas, cuyas creencias se centran en un Dios único. Esto, para crear figuras diversas, que brindaran protección en todos los ámbitos en los cuales se sintiera inseguro o temeroso.
Las religiones son el acto o representación por la cual el ser humano cree demostrar su reconocimiento o existencia de uno o varios dioses, que tiene o tienen poder sobre el destino que les depara a quienes cumplen con ciertos ritos, los obedecen, sirven y honran de distintas maneras.
Etimológicamente la palabra religión significa obligación, pero dependiendo del autor o la corriente es el significado que se le atribuye. Cicerón, por ejemplo, llamaba religiosos a aquellos que cumplían al pie de la letra todos los actos del culto divino.
Las teorías más modernas, de mano de la psicología transpersonal, hacen un paralelo de la evolución de las religiones con el desarrollo de la conciencia humana, y asocian los comienzos de las diversas tradiciones con experiencias internas de individuos que se encuentran en las distintas fases de este camino de desarrollo interior.
Existen cinco grandes religiones en el mundo, donde se concentra la mayor cantidad de adeptos o fieles; estas son el budismo, el judaísmo, el cristianismo, el islamismo y el hinduismo. Donde cada una de ellas tiene sus principios claves. Por ejemplo el judaísmo cree en un Dios espiritual y eterno y que al final de los tiempos, Dios enviará al Mesías, un hombre descendiente de la tribu de David. Entonces la humanidad vivirá en paz y concordia, unida por la creencia en el Dios único.
El cristianismo también cree en un sólo Dios, donde el amor debe ser la forma de vida de la humanidad. Esto dado por el hecho que el hijo de Dios se hizo presente en la tierra, en la forma carnal de Jesucristo, quien llega con la buena nueva de la resurrección de los muertos, o sea, de la vida eterna. Es así como Jesús resucitó y por ende la humanidad resucitará en el último día a una vida definitiva de felicidad absoluta.
El hinduismo quiere alcanzar la liberación definitiva y el reposo absoluto. Esta liberación la entienden como la unión del Yo con el poder cósmico universal, con la esencia del universo. Es común pensar que esta religión es politeísta por sus innumerables deidades, pero en el fondo su creencia consiste en una realidad única, Brahmán, y se piensa que todas las deidades son manifestaciones de aspectos particulares de este absoluto.
El budismo quiere lograr liberarse de la existencia fenoménica a la que le es propia el sufrimiento. Para lograr este objetivo es necesario alcanzar el Nirvana, estado de iluminación, y veneran a buda, que significa el despierto o iluminado.
El Islam quiere reformar la tierra, hacen una crítica a la humanidad que es demasiado orgullosa y egoísta: "El hombre es por naturaleza timorato". Cuando le acontece una desgracia sufre pánico, pero cuando experimenta sucesos afortunados no los comparte con los demás.
La religión ha cumplido un papel importante en el desarrollo de la humanidad ya que siempre estuvo ligada al desarrollo moral de la persona dirigiendo así el rumbo de sus acciones; los aportes de la religión se aprecian en la literatura y filosofía, las ciencias y el desarrollo del potencial humano en general, aunque también se ha pasado por épocas en las cuales la religión ha contribuido a estancar su desarrollo. Como se puede apreciar, la religión es una herramienta formal para acercar el hombre a Dios, y tomada sin fanatismos y con tolerancia contribuye a al desarrollo integral y a la sana convivencia entre seres humanos.
CRISTIANISMO
Introducción
Es un hecho que la teología cristiana se ha elaborado de manera que a cualquier teólogo le resulta más fácil hablar del sufrimiento que de la alegría; más fácil también hablar del dolor que de la felicidad; más fácil igualmente hablar del llanto que de la risa; y más fácil, por supuesto, hablar de la muerte que de la vida, sobre todo si se trata de una vida de gozo, de dicha y de disfrute de las cosas buenas, de tantas cosas buenas y agradables que Dios ha puesto en esta vida. No es superficial ni frívolo el dicho popular según el cual todo lo que está bueno o es pecado o engorda.
 Al decir eso, la sabiduría popular está afirmando que, según las enseñanzas de la religión, lo que más nos agrada a nosotros, eso es lo que desagrada a Dios. Una sentencia que, si se piensa despacio, resulta sencillamente estremecedora, puesto que nos viene a decir que el Dios de los teólogos está tan lejos de los seres humanos y rivaliza con nosotros hasta el extremo de que lo que más dichosos nos hace a los pobres mortales, más le desagrada al Dios inmortal y omnipotente, el infinitamente feliz desde siempre y para siempre..

El problema del mal y del pecado, el problema del sufrimiento, el problema del sacrificio y de la muerte, el problema del castigo eterno, esos temas sombríos, con las amenazas y condenas que acarrean, no han dejado (ni dejan) de preocupar a los especialistas en las cosas de Dios y de la religión.
 Y sabemos que la teología tiene sus serias razones para preocuparse por esa macabra lista de problemas. Porque los teólogos saben que si un buen día se suprimieran de la teología los problemas relacionados con el dolor, el sacrificio, el sufrimiento, el juicio, el castigo y la muerte, ese día los teólogos se quedarían sin trabajo y muchos de ellos se tendrían que apuntar al paro. Es más, si eso sucediera, habría teólogos que seguramente ni sabrían cómo hablar de Dios. Y hasta se verían en serias dificultades para estructurar los tratados teológicos que, desde hace siglos, se vienen explicando en los seminarios y centros de estudios del clero.
Mientras tanto, la aspiración más inmediata y natural de cualquier ser humano, la aspiración y el deseo de ser feliz en esta vida, es una cosa que resulta muy difícil de encontrar en los tratados de teología, en los escritos de espiritualidad y en los libros de liturgia. Es más, en ese tipo de literatura religiosa, lo que se le dice a la gente es que tenga cuidado con la felicidad, el disfrute y el placer que nos puede proporcionar este mundo. Porque los bienes de esta tierra son pasajeros, entrañan múltiples peligros y hasta merecen nuestro desprecio. De ahí que a lo más que han llegado los teólogos, con sus teologías, es a prometer una felicidad futura y eterna que se sustenta en la esperanza.
Pero está claro que vivir siempre esperando a que nos llegue la muerte para disfrutar de la oferta que nos hace la teología resulta penoso y hasta fúnebre. Por eso, entre otras razones, hay demasiada gente que se cansa de tanto esperar. Seguramente esto es lo que explica, al menos en buena medida, por qué la oferta de felicidad y bienestar que hace la sociedad actual tiene más poder sobre el común de la gente que la oferta de bienaventuranzas eternas que hacen las religiones.
¿por qué ocurre esto en la teología y en las enseñanzas de la Iglesia? Y en segundo lugar: ¿qué solución tiene esto, si es que tiene alguna?
El cristianismo y la felicidad
Se ha dicho, con toda razón, que la tradición cristiana no ha tomado debidamente conciencia de que Jesús ha sido quien ha traído a los seres humanos la más grande felicidad. se realiza «ahora», «ya», «hoy mismo»
En el vocabulario del Nuevo Testamento, el término que expresa felicidad, dicha, bienaventuranza, aparece hasta 50 veces.
En la mentalidad de Jesús, el tiempo del ayuno, la privación y la tristeza ha terminado. En su lugar, la alegría de quienes disfrutan de la presencia del novio, en la celebración de la boda, ha llegado . De manera que la «reacción típica» ante la llegada del reino de Dios es la felicidad, la alegría, alegría que alcanza sorprendentemente incluso a Dios mismo. Sin duda alguna, la expresión desbordante de este proyecto de felicidad y de alegría es el que Jesús presenta en la gran parábola del banquete del reino  en el que entran «buenos y malos», es decir, en el que hay cabida para todos, incluso para los vagabundos de los caminos, los excluidos de la convivencia social, aquellos a los que nadie quiere y que nadie estima.
Como es bien sabido, la afirmación más fuerte y más condensada de este proyecto de felicidad es la que Jesús formula en las dos redacciones de las «bienaventuranzas», la del Sermón del Monte de Mateo y la del Discurso de la Llanura de Lucas. En estas dos redacciones Jesús presenta tres situaciones que en ambos textos coinciden: los pobres, los que pasan hambre, los que lloran , que vienen a ser paralelos con los pobres, los que sufren y los que tienen hambre . También existe coincidencia en la bienaventuranza de los que se ven odiados y perseguidos .
Lo que me interesa dejar claro es que, en estas afirmaciones sorprendentes, se llama bienaventurados o dichosos a los que no cabe esperar que puedan serlo, puesto que se indica como causa de la felicidad lo que en este mundo nos causa más tristeza y desgracia: la pobreza, el sufrimiento, la persecución y las lágrimas.
Como es lógico, la teología cristiana se ha preocupado por buscar alguna explicación a fórmulas tan contradictorias y, por eso, tan sin sentido. Esa explicación no puede consistir en desplazar la felicidad a la otra vida, como promesa de futuro, puesto que, en las «bienaventuranzas», la felicidad se afirma como experiencia que se vive ya, por más que en el futuro último alcance su plenitud definitiva.
 La solución ha sido interpretar este texto en sentido «ético»: las bienaventuranzas como un catálogo de virtudes; o también, en otros casos, explicar estas bienaventuranzas en sentido «espiritual»: las bienaventuranzas como virtudes religiosas, que serían la humildad, la renuncia al mundo y al pecado. Ahora bien, con semejantes interpretaciones, lo que en realidad ha ocurrido es que uno de los textos más geniales y liberadores del cristianismo se ha convertido en una de las cargas más pesadas y más inexplicables que tenemos que soportar los cristianos.
Pero no sólo eso. Hay en este asunto concreto algo mucho más grave. No se trata sólo de que a los cristianos se nos ha secuestrado la alegría y ya no encontramos en el Evangelio un mensaje de felicidad y, menos aún, podemos ver en el mensaje de Jesús un proyecto que encarne la felicidad de vivir. peor de todo es que, al arrancarle al Evangelio su mensaje de felicidad y de alegría, hemos precipitado al cristianismo en una crisis tan profunda que, ya a estas alturas, esa crisis parece humanamente insuperable. Aquí, me parece a mí, está el núcleo del problema que tenemos que afrontar los cristianos cuando nos planteamos el problema de la felicidad y la bienaventuranza. La cuestión de fondo no está en que vivamos con más o menos alegría nuestra fe y nuestra religión. El verdadero problema está en que, por este camino, estamos hundiendo al cristianismo y estamos contribuyendo poderosamente a su progresiva e imparable descomposición.

martes, 22 de enero de 2013

GUÍA # 1 DÉCIMO ETICA



           
1. EL GÉNERO

Al decir género, estamos hablando de que las características que hacen que alguien sea hombre o mujer no dependen de la fisiología, sino de la cultura y como ésta define lo masculino y lo femenino
Desde el nacimiento la familia encamina a la persona para que adopte un rol y se comporte de una u otra forma. El hecho de vestir a los bebes varones de color azul y a las bebes mujeres de rosado contribuye para que las personas alrededor de la criatura elaboren una serie de actitudes para que ese niño o niña se comporte de forma “adecuada” a lo que en el imaginario publico se entiende por ser hombre o ser mujer.

No obstante lo anterior la diversidad de personas es tan grande que la gente no cabe en los moldes culturales y existen casos donde las diferencias de comportamiento son muy visibles y causan en las personas conflictos de entendimiento, por ejemplo un hombre heterosexual puede tener hablar suave y ser delicado en el trato con todas las personas, esto puede llevar a confusiones sobre su identidad sexual y por lo tanto en las señales que le envían personas interesadas en él.

Para evitar los encasillamientos se hace necesario educar a las personas para  que se rompa con las creencias que tiene la gente de que una persona por ser mujer u hombre debe comportarse de una u otra manera y que este comportamiento debe dar cuenta clara a las demás personas de la definición del ser de la persona.

La identidad de  género es construida por el ser humano en su día a día, dicha identidad algunas veces entra en conflicto con su sexo y con las potencialidades que se esperan de su ser, todo esto es transverzalizado por la cultura y en algunos casos deriva en frustración y miedo, por esto es importante ser consciente  de cómo la cultura y la sociedad afectan a las personas para que la gente posea herramientas para confrontar su dignidad personal con aquellos aspectos de la cultura que le hacen infeliz.

De otro lado, el género hasta el día de hoy en muchas culturas esta asociado a situaciones de poder, ya que dentro de las sociedades se asignan roles a las personas dependiendo de sus órganos genitales y muchas veces esta asignación de roles le da ventajas a un sexo sobre otro.

2. SEXO

Es la diferencia fisiológica que determina ser macho o hembra y tiene los siguientes componentes: desde la genitalidad - tener pene o vágina-, desde las gónadas - tener ovarios o testículos-, desde la genética -tener cromosomas XX o XY-, desde la endocrinología – tener mayor cantidad de hormonas femeninas  estrógenos, o de hormonas masculinas, andrógenos-, elementos anatómicos – distribución del vello, crecimiento del pecho-, desde la psicología – pertenecer a uno u otro sexo.



En la especie humana existen casos en que se poseen los dos sexos, a esto se le llama ser intersexual, en este caso el personal medico y la familia analiza, según la apariencia sexual mayoritaria, la mejor forma de crianza  para contribuir a la conformación del género.
3. IDENTIDAD SEXUAL
La identidad siempre está en construcción y  culturalmente se refiere a la forma en que una persona vive su vida, en medio de otras formas de vida diferentes a la suya, sin embargo se hace necesario advertir que cuando se habla de la identidad no se debe asumir que se está hablando en sentido singular, pues en realidad la identidad es el resultado de una suma de identidades, entre ellas la identidad sexual.
En la mayoría de las sociedades se insiste en catalogar a las personas según sus genitales y en hacer coincidir esa catalogación con lo que en la cultura identifique el ser mujer o el ser varón, sin embargo, la identificación sexual vista de esta forma es reduccionista, ya que la identidad sexual compromete factores culturales, intelectuales, religiosos y biológicos entre otros. En este momento algunos estudios dan cuenta de que la identidad sexual se fija en los primeros dos años de vida y que a partir de allí es inmutable. Otros estudios sobre el cerebro nos hablan de que los “cerebros de transexuales indican que la composición de éstos muestra a menudo la composición del sexo con el que se identifica el individuo en lugar de la del sexo de nacimiento. Esto apoya la teoría de que el cerebro de un individuo puede desarrollarse en un sentido diferente al de sus genitales, por lo que la transexualidad es de origen innato y no psicológico. La investigación también apoya las expresiones “hombre atrapado en el cuerpo de una mujer” y “mujer atrapada en el cuerpo de un hombre”.

Cada persona descubre su identidad sexual, aunque puede cuestionarse sobre ella en determinados momentos de su vida cuando se compara con otras identidades. La identidad sexual nos hace diferentes a las demás personas en cuanto a nuestras preferencias sexuales, nuestros sentimientos y nuestras actitudes ante el sexo, la identidad sexual es diferente de la orientación sexual, ya que en el primer caso es el proceso de acercamiento a lo que le indica la cultura de lo que debe ser un hombre o una mujer y en el segundo caso es el proceso de acercamiento a otras personas para ejercer la sexualidad.

4. ORIENTACIÓN SEXUAL
Es el deseo que nos impulsa para acercarnos a otras personas y obtener satisfacción sexual, la orientación sexual puede cambiar a lo largo de la vida, lo mismo que el rol de género “en la actualidad se considera imprescindible para entender la orientación sexual, plantearla cómo algo dinámico, que puede variar a lo largo de la vida de una persona y que se ve influenciada y condicionada por factores sociales, biológicos, psicológicos culturales y experiencias personales”. El deseo puede ser heterosexual, bisexual, homosexual y aparece mucho antes que la practica sexual, sin embargo esas palabras se quedan cortas ante la enorme diversidad sexual humana.
Kinsey empleó la palabra “heterosexual” para describir a las personas que desean tener relaciones sexuales con personas del otro sexo. Y usó la palabra “homosexual” para describir a las personas que desean tener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.
La orientación sexual esta íntimamente ligada a la expresión “salir del closet” que es la aceptación ante las demás personas de el deseo que impulsa su sexualidad y que muchas veces se tiene que evidenciar para no crear falsas expectativas, por ejemplo ante la familia para que comprendan la dificultad que supondría tener hijos e hijas y ante otras personas que sienten un deseo que no puede ser satisfecho
5. JERARQUÍA  SEXUAL
Desde la heteronormatividad, podría pensarse que jerárquicamente la heterosexualidad está por encima de la homosexualidad, sin embargo esto es una idea simplista, ya que cada sociedad con su cultura y en un tiempo especifico jerarquiza a su vez los ideales de sexualidad, en este momento para nuestro contexto se puede decir que la jerarquía sexual empezando desde lo más deseable hasta lo más indeseable es la siguiente:
Ÿ  Heterosexuales reproductores monógamos casados.
Ÿ  Heterosexuales no reproductores monógamos casados.
Ÿ  Heterosexuales reproductores monógamos en unión marital de hecho.
Ÿ  Heterosexuales no reproductores con más de un o una pareja al mismo tiempo.
Ÿ  Heterosexuales reproductores con más de un o una pareja al mismo tiempo.
Ÿ  Bisexuales “en momento de transición hacia la heterosexualidad”.
Ÿ  Homosexuales gay con pareja estable.
Ÿ  Homosexuales gay sin pareja estable.
Ÿ  Bisexuales “en momento de transición hacia la homosexualidad gay”.
Ÿ  Homosexuales lesbianas con pareja estable.
Ÿ  Homosexuales lesbianas sin pareja estable.
Ÿ  Bisexuales.
Ÿ  Transformistas de hombre a mujer.
Ÿ  Transformistas de mujer a hombre.
Ÿ  Travestís de hombre a mujer.
Ÿ  Travestís de mujer a hombre.
Ÿ  Transexuales de hombre a mujer.
Ÿ  Transexuales de mujer a hombre.
Ÿ  Intersexuales.
Ÿ  Todo tipo de tendencias sexuales consentidas entre personas adultas: fetichistas, voyeristas…
Ÿ  Todo tipo de tendencias sexuales que están tipificadas como delitos y en las cuales se abusa de otras personas en estado de vulnerabilidad, por ejemplo la pederastia.
La jerarquía sexual la da de forma explicita e implícita la sociedad, sin embargo muchas veces las personas no son conscientes de que existe esa jerarquía en el imaginario público y solo desde el lugar que se este en la jerarquía se observa como despreciable lo que está por debajo, pero en muchas ocasiones no se observa como apreciable lo que esta por encima, excepto cuando se quieren reivindicar derechos como por ejemplo los que se adquieren por matrimonio: seguridad social, afiliación a E.P.S partición de bienes en caso de separación. La jerarquía sexual es arbitraria, porque depende de lo que aprecia la sociedad en un momento determinado de la historia. 

6. DISCURSO DE GÉNERO
Es la forma como se construye la identidad masculina o femenina desde el lenguaje; el lenguaje tiene el poder de evocar la forma en que se considera debe ser una persona y de convocar a que todas las personas que tienen determinadas características sean según lo que se pide desde una sociedad determinada.
Para ilustrar lo anterior daré dos ejemplos:
Discurso de género femenino: las mujeres deben tener hijos, ellas son ángeles del hogar y deben saber cocinar, cuidar una casa y atender al esposo.
Discurso de género masculino: los hombres son mejores conductores que las mujeres, se desenvuelven mejor en el ámbito político.
Explicación: desde el discurso de género y a pesar de las leyes existentes sobre la igualdad se continua promoviendo desde la cultura que el eje central de ser mujeres es la función en el hogar, esta imagen se ve continuamente reforzada por los medios de comunicación, por ejemplo casi todas las telenovelas tienen como final feliz el matrimonio; también continua la asociación de los hombres a la vida pública y en el imaginario social, a pesar de que se ha demostrado que las mujeres tienen mayor eficiencia organizacional, capacidad de liderar equipos y menor record de corrupción la gente continua eligiendo como representantes a hombres, ya que tienen la creencia de que estos son más fuertes.

7. MINORÍA
Aunque según las estadísticas las mujeres como población son mayoría, en realidad son una minoría, pero para entender esto se hace necesario examinar el significado del término minoría.
Por minoría debe entenderse que un grupo de la población no tenga poder y que las decisiones las tome otro grupo, ejemplo de esto fue Sudáfrica un país en el que la mayoría de la población es negra y en el cual las decisiones las tomaba un pequeño grupo de gente blanca hasta casi finalizar el siglo pasado.
En Colombia las decisiones que incumben a las mujeres y  a las personas en diversidad sexual  las toma un Senado mayoritariamente masculino y heterosexual.
Y en el ámbito mundial:
  • “Las mujeres poseen nada más que el 1% de la riqueza del mundo, y ganan cerca del 10% de los ingresos, a pesar de conformar más del 51% de la población.
  • Cuando se consideran el cuidado de los hijos y el hogar, la mujer trabaja durante más tiempo que el hombre tanto en países industrializados como en países en vías de desarrollo.
  • Las mujeres tienen una representación legislativa mucho menor en comparación a la de los hombres: Suiza posee el mayor número de mujeres con un 42%, mientras que el promedio mundial es del 9%.
  • En promedio la mujer gana un 30% menos que el hombre, incluso en iguales tareas”[2]
  • Se calcula que el 10% de la población tienen tendencias sexuales diferentes a la heterosexual.
A pesar de todo lo anterior, en Colombia, las mujeres y las personas diferentes a heterosexuales son invisibles a la hora de la toma de decisiones, por esto son una minoría es decir un grupo que no tiene poder dentro de un estado o una sociedad.
A partir de las luchas por los derechos civiles en Estados Unidos de Norte América, existe en muchos países la preocupación por brindar garantías para que los grupos considerados como minoritarios tengan mejores oportunidades “ las personas tienen derechos globalizados, como ciudadanos del mundo, y derechos como consecuencia de pertenecer a sociedades locales, a minorías y a grupos diferenciados”, es decir, el reconocimiento de pertenecer a una minoría es muy importante para las personas que pertenecen a ella, pues pueden demandar reconocimiento y el ejercicio de derechos a los que difícilmente tendrían acceso si solo son considerados como población, en vez de ser tomados como población muy vulnerable, por esto el estado debe aceptar la existencia de el grupo minoritario para que se pueda empezar a hablar de mecanismos de resolución de sus demandas, se hace necesaria entonces la existencia de la inclusión de la palabra de los grupos que no tienen acceso al poder y a la toma de  decisiones que los y las afectan.
Lo primero que debe tenerse en cuenta para saber si sé esta hablando de un grupo minoritario es la identificación de que a ese grupo se le este violando algún derecho fundamental, entre los derechos fundamentales consagrados en nuestra Constitución Política de 1991 esta en el Artículo 13 “ Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozaran de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.
El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptara medidas a favor de grupos discriminados o marginados.
El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos  que contra ellas se cometan” y el Artículo 16 dice que “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin mas limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”; la sexualidad hace parte del desarrollo de la personalidad, pero en nuestro país no se protege a las personas no heterosexuales y muchas veces las autoridades no investigan las agresiones a homosexuales, transexuales y travestís.
Desde un punto de vista fundamentalista se dice que la condición de minoría solo se da por la pertenencia a una identidad tradicional, es decir, solo si se pertenece a algún grupo plenamente reconocido como minoría, por ejemplo en Estados Unidos los Afrodescendientes; pero desde otro punto de vista las minorías pueden definirse como de primera, segunda o tercera generación, al respecto José Bengoa[3] dice:
En la actualidad no se puede decir que haya un concepto absoluto acerca del termino ”minoría”, por ello una aproximación a que las mujeres y las personas no heterosexuales se pueden considerar como una minoría vulnerable y discriminada, debe tener en cuenta varios factores, entre ellos: según la definición de Bengoa se puede ubicar a estas personas como una minoría de tercera generación, estadísticamente el 10 % de la población humana es homosexual y en el 90 % restante existen diferentes tipos de diversidades sexuales, en este caso el término “minoría” no se refiere al aspecto numérico sino a la condición de inferioridad del colectivo.  Y según lo dicho por Comanduci, se puede decir que las mujeres y las personas no heterosexuales pertenecen a las minorías sin poder político, una muestra de ello son los largos trámites que se han llevado a cabo  para obtener derechos patrimoniales y en salud.

8. SEXISMO
Según el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua, la palabra sexismo describe”la discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior a otro”.
La discriminación puede observarse en la vida cotidiana, empezando por el uso del lenguaje, las personas suelen utilizar todo tipo de lenguaje, sin meditar en la carga emocional y en los intereses que transmiten las palabras, así como también se perpetua a través de el una forma de ver el mundo. Observemos varios ejemplos de cómo se expresa el sexismo:
En la literatura. Miremos la siguiente frase de Mario Benedetti: “Y por si ocurre un apagón, es necesario, imprescindible, casi urgente, tener una mujer desnuda y a la mano”; en este breve ejemplo puede observarse una carga cultural de ver a la mujer como objeto sexual indispensable si no hay nada más que hacer, es decir la mujer se convierte en el juguete para pasar el rato. Algunas personas podrían sentirse ofendidas ante lo que he dicho de Mario Benedetti, y podrían decir que este autor ha caracterizado su obra por darle un matiz de izquierda en el cual defiende a la clase obrera, también podrían decir que en sus poesías enaltece el papel de la mujer y yo estaría de acuerdo con esas afirmaciones, pero no puedo desconocer que aun grandes autores reflejan en pequeñas partes de su obra textos de carácter sexista, y que las personas repiten estos textos como si fueran mantras sin detenerse a reflexionar sobre ellos.
En escritos que perpetúan el machismo. Hay que recordar que cuando hablamos de machismo o patriarcado nos referimos a la falsa creencia cultural de que el hombre es superior a la mujer, superioridad que se expresa en actitudes, lenguajes y tratos. Ejemplo de escrito que perpetua el machismo es el siguiente “A esta altura del género, la mujer es complemento horizontal de nuestra razón de individuos”[4]. ¿Horizontal significa acostada?, es decir ¿Ni siquiera podemos ponernos en posición vertical para caminar juntos? ¿Solo importamos en la cama? Aparte de eso ¿Cómo así que las mujeres somos complemento? ¿Acaso no tenemos Proyecto de vida propio y solo estamos en función de otro?.
El lenguaje es sexista cuando invisibiliza o menosprecia a uno u otro género ejemplos de esto son:
“Se cita a reunión de padres de familia”. En esta frase se desconoce que en nuestros contextos educativos la mayoría de las veces las que van a las reuniones son las madres de familia, por esto lo correcto sería decir “se cita a reunión de madres y padres de familia”. Además de lo anterior es necesario tener en cuenta que Colombia esta llena de familias sin padres y que es necesario hacer visible el papel de las mujeres en la sociedad.
“Los estudiantes de la Institución Educativa X han iniciado un paro”. Frases como esta dan la impresión, la mayoría de las veces falsa, de que las Instituciones Educativas se componen únicamente de personal masculino, este tipo de frases es sexista porque invisiviliza el papel de la mujer.
 “El personero del Colegio X esta haciendo una muy buena labor”, y resulta que el personero es una mujer; en los países de habla hispana en América, lo correcto es poner las profesiones en femenino cuando se refieren a mujeres: la abogada, la jueza, la medica... claro está hay que reconocer que existen nombres de profesiones que se refieren a los dos géneros: el periodista, la periodista. Muchas personas que estudiaron hace ya 5, 10 o más años continúan con la creencia de que cuando se usa el masculino hace referencia a hombres y mujeres, esto hace tiempo que dejo de ser válido y al respecto se han referido en múltiples ocasiones las diferentes academias de la lengua.
En la actualidad en el lenguaje se debe hacer referencia al género correcto según se sea hombre o mujer y cuando la referencia incluye a los dos se debe nombrar a ambos: los niños y las niñas, los maestros y las maestras, los y las dicentes... muchas personas dicen que al leer escritos que cumplen con esto, la lectura se vuelve “pesada”, decir esto evidencia la falta de formación en cuanto a dominar procesos de lectura incluyentes y en cuanto ha hacer un esfuerzo personal para dar a la mujer estatus.
El lenguaje no es inmutable y se corresponde con épocas y tiempos determinados y en esta época usar en el lenguaje el género correspondiente es una muestra de respeto hacia el papel de las mujeres, por esto ya no es normal que el masculino englobe al femenino.
Tod@s sus amig@s le ofrecerán una fiesta”.  El uso de la @ no garantiza que se entienda de forma explicita la referencia a ambos géneros, además la gente tiene la tendencia a introyectar solo uno de los géneros y por esto el uso de la @ es objetable.
Los chistes denigrantes como por ejemplo “¿Por qué los fogones tienen cuatro parrillas? Uno por cada neurona que tiene la mujer.  O ¿Qué es una mujer embarazada de una hija? Un kit de limpieza” este tipo de chistes hieren la autoestima de las mujeres, porque refuerzan en el imaginario social la creencia de que las mujeres están hechas únicamente para la vida domestica.
Desde la Biblia se perpetúa el sexismo veamos:
1Corintios 14 35-36: "34.- vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35.- Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación"
1 Timoteo 2, 11-12: "11.- La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12.- Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio"
Efésios 5:22-24: "22.- Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23.- porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
24.- Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo"
Colosenses 3:18: "18.- Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor"
I Pedro 3:1: "1.- Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas”
Tito 2:4-5: “"4.- que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada"
Puede verse en esta pequeña muestra como muchos artículos de la Biblia son evidentemente sexistas, pues colocan a la mujer en posición de inferioridad; algunas personas dirán que en la actualidad las diferentes Iglesias no piensan esto de las mujeres y es real, pero en las misas y en los cultos se leen estos pasajes de la Biblia sin realizar un análisis contemporáneo de los mismos, lo cual lleva a que personas con poca formación utilicen estos textos como excusas para dominar a sus compañeras, a sus hijas y en general a las mujeres que están a su alrededor.
9. LENGUAJE Y GÉNERO EN RELACIÓN CON LA ESCUELA
El lenguaje implica varios códigos simultáneos, es decir lenguaje es lo verbal y lo no verbal, los gestos, lo que no se dice, la apariencia personal, el manejo del cuerpo; también hace parte del lenguaje la mediación emocional, es decir, las emociones y la moralidad y además se da la determinación contextual que consiste en que las personas aprenden de su cultura la actuación que se espera de ellas ante los eventos.
De lo anterior se deduce que el lenguaje no es un código transparente y que pedagógicamente hablando se requiere desde la escuela el análisis del mismo para evidenciar los comportamientos que con relación a lo que se “espera” según el  género y que tiende a estereotipar, esquematizar y dar continuidad a la hegemonía masculina minimizando las capacidades de las mujeres y de otras personas en estado de vulnerabilidad.
Los investigadores y las investigadoras del Proyecto Arco Iris en Bogotá observaron que en muchas chicas el lenguaje se presenta de forma expresiva, este tipo de lenguaje consiste en la activación de mecanismos emocionales como respuesta a los sucesos escolares, entre estos mecanismos están: “permanecer en silencio, reaccionar con asentimiento, rapidez, aun con resignación, o expresar diversas maneras de activación emocional como rubor, nerviosismo y llanto”; estas formas de reaccionar de las jóvenes se correlacionan con el acatamiento y la poca autoconfianza con relación al conocimiento y a la negociación  de la  norma.
En relación a los chicos encontraron que estos usan lenguaje estratégicos, este tipo de lenguaje consiste en la capacidad de transgredir o de negociar la norma y la parte académica, con este tipo de lenguaje los jóvenes anticipan soluciones o respuestas a su favor.
Los maestros y las maestras pocas veces analizamos en las escuelas los tipos de  lenguaje que manejan los y las estudiantes, y mucho menos reflexionamos con ellos y ellas las implicaciones de lo que dicen y de lo que no dicen, permitiendo que desde la escuela se perpetúen comportamientos que atentan contra la dignidad de muchas personas, entre estas las mujeres, los gays y las lesbianas.
Lo anterior se ensambla con el pensamiento de Michèle Le Doeuff  cuando al pensar a Simone de Beauvoir nos habla de que ella analizó “la manera como se censura la agresividad de las niñas”...”las penalidades de la vida conyugal... son, todo ello, elementos esenciales para una toma de conciencia acerca de la opresión de las mujeres” (Le Doeuff, 1993) opresión que se legitima desde la educación familiar y escolar y que tiene como componente el aprendizaje de las reacciones y de un determinado tipo de lenguaje, porque cuando una niña, una joven o una mujer levanta la voz y contraargumenta a lo que le pasa, es leída como “marimacho”, “criticona”, “poco femenina”, pero cuando esto lo hace un chico, un joven o un hombre es leído como alguien que “defiende lo que cree”, y con ello se silencia la voz de las mujeres y se premia la voz de los hombres, lo cual da continuidad desde la casa y desde la escuela a la hegemonía masculina, donde la mujer es inesencial  en cuanto a ser, objeto de placer y con el papel básico de criar hijos y cuidar de la familia.
El Lenguaje Expresivo no es tenido en cuenta como una manifestación de lo que se siente y se piensa “Ese fruncimiento de cejas, ese rubor, ese tartamudeo, ese ligero temblor de las manos, esas miradas al suelo que son a la vez tímidas y amenazantes, no expresan la cólera, son la cólera (...) En sí mismo el puño cerrado no significa nada.” (Le Doeuff citando a Sartre, 1993.), tal parece que para ser tenida en cuenta el Lenguaje Expresivo no funciona, debido a que es una demostración de debilidad.






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